La "fiesta brava" o tortura de toros

Pedro Pablo Pachón Colmenares | 11 de diciembre de 2020

Pedro Pablo Pachón
Este sangriento espectáculo de carnicería salvaje, denominado pomposamente "Fiesta brava", divierte en las tardes de "sol y arena" a miles de aficionados que llegan hasta el orgasmo taurófilo, embelesados durante tres horas de tortura inclemente a la que son sometidos animales indefensos, y en donde se puede concluir que las bestias no son los torturados sino sus torturadores. .

Esta es la "preparación" a la que es sometido un toro de lidia, antes de llegar al cadalso:

Durante veinticuatro horas, las previas al espectáculo, el toro es sometido a un encierro en total oscuridad. Sus cuernos son recortados para que si, en un acto instintivo de defensa propia, llegare a "empitonar" a su valiente enemigo, este no vaya a salir muy mal librado. Por largas horas debe soportar pesados sacos de arena colgados de su cuello. Es golpeado en sus testículos y sus riñones. El agua que bebe es adicionada con sulfatos, para producirle diarrea. Sus ojos son impregnados de grasa y sus patas de una sustancia que le produce ardor, y que lo obliga a estar en continuo movimiento.

Toro agonizante
Estado en el que queda un "toro de lidia" después de la "artística actuación" de su asesino.
En el momento en que el toro sale al ruedo, la intensa luz, después de 24 horas de oscuridad, y la algarabía del público lo aterran y busca por dónde escapar, lo que produce en los espectadores la sensación de que el toro es feroz.

Estos son los tres actos "artísticos", o tercios, que debe soportar un toro de lidia, en las condiciones en que llega al ruedo, después de la "preparación" a la que fue sometido:

En el primero el diestro torea con el capote y, al toque de un clarín, el picador ejecuta el primer acto de tortura: hiere brutalmente al animal con una lanza que clava en su lomo, destrozándole estos músculos: trapecio, romboideo, espinoso y semiespinoso, serratos y transversos de cuello, y lesionando, además, vasos sanguíneos y nervios. El toro es puyado, para alegría de la afición, en tres oportunidades.

En el segundo tercio el toro es nuevamente herido con crueldad cuando los "banderilleros" clavan en sus carnes tres pares de punzones adornados con vivos colores.

En el tercer tercio se lleva a cabo la máxima "suerte", que es cuando el torero, con su "enemigo" totalmente disminuído en sus capacidades físicas, moribundo, se enfrenta con "valentía" para ejecutar una faena "artística", después de la cual atraviesa al animal con un acero de 80 cms. de longitud, que puede destrozarle el hígado, los pulmones, la pleura, etc., y, si la estocada es impecable, destruye la gran arteria produciendo en el astado una agonía en medio de grandes vómitos de sangre. Después vienen las ovaciones, y la premiación con orejas y hasta con rabo.

Pero ahí no termina la tortura. Si el toro se resiste a caer, en un agónico esfuerzo por sobrevivir, es apuñalado con una espada más corta que termina en una cuchilla de 10 cms. Finalmente lo rematan con una puntilla en un intento por seccionarle la médula espinal, a la altura de las vértebras atlas y axis, paralizando al animal que muere por asfixia, muchas veces ahogado en su propia sangre. Como si fuera poco, en algunas oportunidades, durante el "arrastre" el toro aún está vivo, pero inmóvil, y es consciente de todo el sufrimiento.

Pero hay otro torturado, es el caballo que monta el picador. Este animal no aguanta más de cuatro corridas, en cada una de las cuales sufre múltiples quebraduras de costillas y destripamientos. El peto que le ponen para "protegerlo" es más que todo para no quitarle estética al festejo con las heridas del animal, que muchas veces llegan a la exposición de vísceras.

¿Es esto una fiesta?



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